Llegamos a Ottawa a eso de las tres de la tarde, teniendo en cuenta las pocas horas de luz solar, teníamos poco tiempo para comer y ver la ciudad de día. Mis amigas quisieron comer con el resto en un local con la carne típica del lugar, yo habría preferido ir por libre y aprovechar para ver la ciudad, pero tampoco dije nada. Lo cierto es que me quedé con las ganas de ver con tranquilidad de día la ciudad. Tras comer salimos a la calle y hasta que nos encontramos todo el grupo para hacer la visita guiada caminamos para ver la zona, toda llena de casitas estilos pub ingleses junto al hotel castillo, en esto que había un mercadillo y ahí perdí de vista a mis amigas. Gasté el poco tiempo libre dando vueltas buscándolas, así que no pude aprovecharlo para ver algo de la ciudad de día. Luego nos encontramos y empezamos la visita panorámica.
Pasamos junto al monumento al soldado desconocido, aquí el guía no comento nada de unas figuras tamaño natural que había en la plaza, también al lado estaba el hotel castillo. Seguimos hacia el parlamento, donde hicimos parada japonesa para bajar el autobús y acercarnos hasta el fuego perpetuo que hay frente al parlamento y hacer las fotos de rigor. Tras la parada japonesa continuamos cruzando al otro estado/ciudad. Es curioso como el río separa no solo dos ciudades sino dos estados. Aquí entramos al museo de las civilizaciones, no para verlo porque no teníamos tiempo sino para ver el escudo del estado en grande y sobre todo cierta sala desde arriba (para verla por dentro había que pagar y dado que no teníamos tiempo para ver el museo como que no compramos entrada). De camino a la sala se podían ver los audioramas de los “esquimales” de esa zona de Canadá (no sé si ellos como los de Groenlandia se llaman inuits), y luego la sala que es la zona de los tótems y resto de objetos de los indios americanos-canadienses.
Al fondo había una figura importante según el guía, que aparece en una de las monedas canadienses. Los tótems son altísimos, muy detallados y coloridos. Realmente es una sala magnifica para ver, aunque solo fuera desde la zona de arriba y deprisa. Al salir ya estaba anocheciendo, normal dadas las pocas horas de luz que nos quedaban cuando llegamos a la ciudad. Desde el museo hay una bonita panorámica del parlamento y la ciudad de Ottawa con el río. Nos montamos en el autobús, siempre corriendo, y cruzamos el puente para ir de nuevo a Ottawa y dejad Quebec atrás (lo que os comentaba de los dos estados), desde el puente pudimos observar que el museo por fuera tiene las columnas como remos de canoa puestos hacia arriba, muy originales. Luego vimos la araña, el monumento al ejercito (mar, tierra y aire, dos hombre y una mujer) y la catedral de Notre Damme.
Cuando llegamos al hotel, junto al museo de historia natural, ya era noche cerrada. Por supuesto, dejamos las cosa y salimos a ver la ciudad a pie, de noche porque no había oportunidad de verla al otro día, aunque anochece muy pronto no amanece pronto por lo que da igual si te levantas pronto e intentas aprovechar antes de salir porque no vas a tener luz para ello. El museo de historia natural es muy curioso, es como un antiguo palacio, muy inglés, que tiene un diorama de una ballena en la torre frontal, y esta está cubierta de cristaleras, así que, como la ballena estaba iluminada se veía perfectamente llamando la atención. Mientras yo hacía fotos del lugar mis amigas se entretuvieron mirando el mapa de la ciudad y algunos canadienses se pararon para ofrecer su ayuda aunque estas no la habían pedido, en esta ciudad nos dimos cuenta que los canadienses son mega amables, y cuando se paraban para preguntarte si querías una foto cuando ni siquiera habías hecho amago de pedirlo a veces hasta nos sentíamos mal de decir que no, que solo se la estábamos haciendo al monumento. Excepto en Montreal, que fue la ciudad que menos nos gustó a todos, en el resto de Canadá son increíblemente amables, nunca me habían sujetado la puerta para pasar tantas veces como aquí.
Como iba diciendo, terminé de hacer las fotos y continuamos hasta el monumento con el indio canadiense, el águila, el oso y demás representaciones de Canadá. De ahí caminamos hacia la plaza con el monumento del soldado desconocido y pasamos por el monumento a un famoso jazzista de la ciudad de Ottawa. El monumento es muy curioso porque es el hombre sentado al piano pero le acompaña música de piano asique parece como si de verdad estuviera tocando, muy original y bien cuidado. El monumento al soldado desconocido es impresionante y al lado estaban las figuras de tamaño real que había visto antes desde el autobús, y que en realidad era el monumento a los valientes (esto lo descubrir al llegar a España). Tal vez como hay gente muy sensible con la historia el guía prefirió no comentar nada, pero es un poco tonto cuando uno lo ve, y hasta recibí una moneda canadiense conmemorativa de la guerra de 1812, con Laura Secord en la misma. Esta mujer tiene una escultura en el monumento a los valientes de Ottawa. Al regresar a España pude enterarme que Laura Secord (la de la moneda y escultura) aparece en el bicentenario de la guerra de 1812 porque para los canadienses Laura Secord fue una heroína canadiense de la guerra de 1812-1813 . Ella es conocida por haber caminado 20 millas (32 km) de territorio ocupado por los estadounidenses en 1813 para advertir a las fuerzas británicas de un ataque estadounidense inminente. Tras la foto con Laura Secord y Charles de Salesberry, otro héroe de 1812, pasamos del francés y nos hicimos otra foto con el indio americano, que no sé quién es (bastante me costó adivinar quien eran Charles y Laura).
Tras las fotografías de rigor nos acercamos al hotel castillo, y por el mismo paseo al parlamento, para ver de cerca sus tres edificios, y la llama eterna olía a gasóleo que echaba para atrás. Tras el parlamento nos metimos pro el parque junto al hotel castillo para ver diferentes perspectivas del parlamento desde le rio, no había nadie y parecían las dos de la madrugada pero mirando el reloj solo eran las siete de la tarde (no es de extrañar que tengan depresiones por falta de luz). Así llegamos al puente que habíamos cruzado y así vimos ambas orillas antes de acercarnos a la escultura de la araña y la catedral de Notre Damme. Tras esto regresamos al hotel.
Comentarios
Publicar un comentario
.