Comimos en un lugar muy turístico con mariachis cantando, donde había mucho turismo local, dado que era puente festivo. Y de vuelta a México D.F. pasamos por el recinto donde se encuentra la basílica de Guadalupe, en ese lugar hay unos cinco edificios debido a que México era una isla rodeada de lagos y construyeron sobre los lagos, así que al igual que Venecia, México D.F. se hunde. Así que los varios edificios que hay se han ido hundiendo con el tiempo y ahora lucen pórticos barrocos inclinados, torres inclinadas como las de Pisa, y enormes grietas donde se ve la diferencia entre el suelo fijo y sobre el cuál se levantan estos edificios.
Visitamos cada uno de los edificios, todos diferentes, de forma que es cada uno, dentro de su estilo, quien puede elegir cuál es el que más le gusta. La basílica actual es un edificio moderno y redondo, como si fuera un platillo volante. La razón de que se redondo es la misma por la cual el resto de los edificios están inclinados, porque al ser un lago se sabe que el edificio va a hundirse, así que lo hacen redondo para que se hunda uniformemente en la tierra. A un lateral de este edificio moderno se encuentra la zona de bendiciones donde la gente se acumula con los souvenires en alto para recibir el agua bendita y la bendición sobre retrasos u otros objetos.
El cuadro de la virgen de Guadalupe se encuentra tras el púlpito, sobre el sacerdote, dentro de la nueva basílica, pero para poder verlo de cerca hay que acercarse al fondo a la izquierda y ahí hay una cinta automática para pasar junto al cuadro, de esa forma la gente no se acumula, las filas pasan más rápidamente, y si quieres volver a ver a la virgen de Guadalupe, pues vuelves a hacer fila para pasar por la cinta automática. Lo más bonito de la actual basílica son las lámparas, como un ramo de flores amarillas y azules, por lo demás muy moderna, vacía y amplia, supongo que para las masivas peregrinaciones que tiene.
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