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Diario 2009: Croacia - Split - dia 3

Atreves de la costa llegamos a Split, para entonces el sol brillaba con fuerza y el paseo marítimo de la ciudad invitaba a relajarse como en un día de verano. En el paseo unos arcos modernos se mezclaban con la fachada externa del antiguo palacio de diocleciano, donde se encuentra la ciudad antigua de Split, sus salas y patios convertidos en casas y calles. Lo cierto es que no me gustaron especialmente porque aunque el paseo es la versión moderna de la ciudad combinaban muy mal con la fachada externa del palacio, que aunque estaba bastante estropeada tenia cierto encanto histórico que no podía tomarse en cuenta porque no se veía libremente sino cubierta. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Supongo que a todo se acostumbra uno pero la primera impresión no agrada a la vista, parece como si los hubieran puesto en medio a posta. Entrando, lo que se puede ver mejor de lo que queda del palacio romano son las salas subterráneas, impresionantes en su grandeza, es algo que no hay que perderse ver. Después, el resto de la ciudad es para andar hasta llegar a cada muralla del palacio; todo callejuelas, algunas más estrechas, otras con arcos, casas con efigies, rincones con fuentes, estilos mezclados unos con otros en simetría funcional, utilidad para quien habita allí. 

 
 
 
  
 
 
 
 
 
 

Aunque dentro de las murallas del antiguo palacio lo que sin duda es una obra para disfrutar de cada detalla es la catedral más pequeña del mundo. Era, antes de ser catedral, el mausoleo de diocleciano, un gran perseguido de los católicos en tiempos romanos y dos de sus mártires son los santos de la catedral. Allí si hay una excelente convivencia de estilos, toda la influencia italiana, desde lo romano hasta lo veneciano. Es como disfrutar de una catedral italiana en pequeñito y con más diversidad, se podía comparar a un frasco de perfume, pequeño pero de esencia embriagadora. Estaban en construcción en el exterior, con la torre anexa, quieren que sea de las más alta, por mi parte ninguna atracción especial, vale más lo de dentro. Y algo que no me gusto es que dentro de la catedral no se podían hacer fotos, había carteles bien grandes con la cámara tachada y aun así, en ese espacio pequeño un hombre se dedicaba a hacer fotos con toda tranquilidad...al menos debería haber tenido algo de vergüenza

 
 
 
 
 
 
 
 

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