Y llegamos a Zadar, entrar a la ciudad atreves de barco tiene una ventaja y es que puede verse la zona donde se encuentra el órgano marino, con las torres de las iglesias de fondo y toda la gente como hormiguitas sentadas junto al mar. Zadar tiene su casco histórico reconstruido aunque puedo decir que lo que más vale la pena no es su zona histórica sino la moderna. Si uno quiere llevarse un buen recuerdo tiene que ir a oír el órgano marino y a ver el monumento solar. Al ser sábado varios novios llenaban la zona del órgano marino, este es un órgano construido por debajo del suelo, los escalones que dan al mar tienen agujeros que al moverse las olas del mar reproducen el sonido que estas hacen sobre los tubos que hay bajo el suelo y que no se ven.
Lo que si se escucha es el sonido que hace el mar al moverse contra los escalones, ver atardecer ahí sentado, escuchando el sonido es de lo mas relajante, luego llega la noche y el monumento solar sorprende y divierte a niños y mayores pues diversos tonos de luz y colores van iluminando el circulo, creando un maravilloso e impresionante juego de luz, con el ritmo de las olas y el sonido del órgano del mar. Y para no dejarnos nada, también estando en Zadar vimos una boda, al parecer ahí son bastante escandalosas pues estaban cantando y tocando en la calle siguiendo a los novios hasta con banderas, y luego, mas tarde un sinfín de bocinas tocando, hasta que vimos los lazos y la bandera y dedujimos que no era un atasco sino los de la boda que seguían haciendo ruido de celebración.
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