Al mirar por la ventana al levantarme al día siguiente vi que había nevado la noche anterior, aunque no lo suficiente para cubrir los árboles de ese blanco de cuento de La Reina de las Nieves. Este día teníamos que esquiar y visitar la isla sagrada de los sami pero el viento que estado apareciendo a lo largo del día anterior ahora soplaba con fuerza, así que el esquí no era una opción muy viable, no con un grupo de inexpertos como nosotros, por lo que fuimos a dar un paseo andando.
Este paseo fue improvisado pero también muy entretenido, vimos un cementerio, todo cubierto de nieve, a travesamos un lago, nos hundimos varias veces en la nieve y echamos en falta las raquetas dado que por ahí el camino hubiera sido más sencillo con las raquetas puestas. En el camino conseguimos ver a dos renos más por entre los arboles, pero cada vez que nos movíamos para fotografiarlos nos hundíamos hasta la rodilla en la nieve, hubo hasta una caída en cadena, pero nos divertimos mucho.
El paisaje con el cielo cubierto de nubes y el aire soplando, además de ser los únicos andando por ahí daba un aspecto extraño al paisaje. Al regreso fuimos por la carretera y nos cruzamos con el señor en bicicleta más fotografiado de Inari, creo que nadie con cámara se quedó sin hacerle una foto. Y tuvimos un debate por saber cuánto habíamos andado, como costaba avanzar suponíamos que pese al tiempo gastado no demasiado pero tan poco tan poco como decían los fotógrafos, el caso es que al final me quede sin saber de verdad cuanto habíamos andado, tampoco es que lo necesitara saber. Antes de ir a comer fuimos al Parlamento sami para visitarlo por dentro (el día anterior estaba cerrado), y muy amables hasta nos abrieron el teatro que estaba cerrado.
A la vuelta el viento nos permitió hacer algo de esquí aunque solo en el lago Inari. Así que fuimos a la tienda de al lado del hotel a por el material y salimos con los esquís y bastones en manos. Ya en el lago nos pusimos los esquís y nos explicaron como andar con ellos. A la ida aún fui manteniéndome pero empecé a cansarme, tenía ganas de que los primeros del grupo se dieran la vuelta y volverían, estaba comentándole lo pesado que se me estaba haciendo a uno del grupo, y al momento estaba en el suelo, me había caído y estaba muerta de risa, tanto que no podía levantarme, me quite los esquí, me levanté, fui a por los bastones y volví a caerme , ¡y esta vez estaba andando sin esquís!. En fin, que de ahí ya regresamos al hotel y cada dos por tres me caía, pero con muchas risas, lo que lo hace bueno.
Al regresar al hotel se vislumbraba entre las nubes trocitos de cielo amarillento del atardecer, el viento estaba levantando las nubes, y si soplaba un poco más igual esta noche conseguíamos ver la aurora. Dejamos los esquís y volvimos al lago para hacer pesca en el hielo. Se nos acumulaban las actividades. Nos adentramos en el lago y con las palas fuimos quitando la nieve hasta descubrir el hielo, en el hielo utilizamos algo como un sacacorchos para hacer el agujero lo cierto es que había muchas capas de hielo porque costó hasta conseguir llegar al agua líquida. Luego tomamos las mini cañas de pescar, las cañas para pescar en el hielo eran como baritas. Lo cierto es que todos estábamos emocionados con la pesca en el hielo pero me aburrí relativamente pronto dado que no se pescaba nada y cada dos por tres el agujero donde estaba el hielo de la caña se quedaba helado y había que estar atento para que no se te quedara el hilo atrapado en el hielo. Al fin y al cabo seguíamos estando en temperaturas bajo cero. Aún así a todos nos gustó al experiencia, por lo entretenido que era, no porque pudiéramos sobrevivir con la pesca en el hielo.
Una vez cubiertos los agujeros de la pesca fuimos hasta el iglú para terminarlo, como solo había dos palas, solo dos hicieron todo el trabajo de hacer el agujero en la montaña de nieve y dejar el hueco para que una persona entrara. Pero al final todos nos arrastramos por el iglú para ver cómo era. Y tras ello nos fuimos corriendo a cenar al hotel. Por la noche el viento consiguió limpiar el cielo de nubes y disfrutamos del cielo cubierto de estrellas, vimos al caída de las estrellas fugaces, caían muchas brillantes, y por fin apareció la aurora, con tonos verdes y algún rosado al inicio, con un poco menos de intensidad que el primer día pero hermosas igualmente, moviéndose por el cielo estrellado. Conseguimos una casi foto grupo bajo la aurora (nunca conseguíamos estar todos, siempre faltaba alguien) y hasta tuvimos un okupa en nuestro iglú. Sin cansarnos de mirar al cielo otra vez hasta las dos de la mañana estuvimos disfrutando de este espectáculo de la naturaleza. Para completar el día alguien del hotel se dejó la sauna abierta así que casi todos entramos a cotillear.
La fotografía de la aurora boreal y el grupo no es mía dado que mi cámara no las captaba.
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