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Diario 2012: Suiza con Swiss Pass :19. Schilthorn - dia 6

Cogimos el autobús donde lo habíamos dejado Trummelbach Falls y nos bajamos en la parada Stelcherberg, donde está el teleférico. En vez ir hacia allí y cogerlo nos dedicamos a dar ese paseo que se nos había antojado, toda esta zona es impresionante con varias cascadas cayendo directamente desde la montaña y sobre todo, desde tanta altura. Cuando regresamos tuvimos que esperar bastante al teleférico.
Al igual que el Junfraujoch hay una web con webcam en directo para ver las vistas desde Schilthorn y el tiempo que hace arriba www.swisspanorama.com/... ncam1.html

 
 

De Stelcherberg subimos a Gimmelwald, teleférico cubierto con el swiss pass. De Gimmelwald a Murren cogimos el siguiente teleférico que estaba también cubierto con el swiss pass. En Murren nos debatimos de nuevo si dar un paseo como nos recomendó Úrsula o no. Finalmente como ya habíamos visto valle, cascadas, y casitas preciosas decidimos aprovechar el buen día que hacia para subir pronto a la montaña y disfrutar de las vistas. Así que de Murren cogimos el teleférico a Birg y de Birg a Schilthorn. Estos solo tenían descuento con el swiss passs y nos costó 37 francos. Muy barato si tenemos en cuenta que tanto la subida como las vistas arriba merecen mucho la pena si hace un buen día. La subida hasta la montaña es impresionante, había muchísima gente así que decidimos mirar hacia un lado y a la bajada mirar hacia el otro lado, para no perdernos nada porque las vistas desde los dos lados es increíble. Ayuda bastante que hiciera el sol que nos hizo lo que permitía ver las cumbres nevadas a un lado, con los montes verdes con cabras caminando y agua corriendo entre ellos. O el valle verde que parecía césped falso del increíble color y textura que se veía desde arriba, con las casitas y el agua circulando libremente.

 

 

Y si la subida tenía unas vistas increíbles las vistas desde Schilthorn te dejaba sin palabras. Nada más llegar tienes vistas de las cimas del Eiger, el Mönch y el Jungfrau (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO) y de otros 200 picos y al otro lado el valle con el lago thun, que por la distancia se veía porque hacía muy buen día. Si no hace un día tan despejado como el que nos tocó solo es posible ver las cimas de las montañas dado que el lago queda bastante a lo lejos mientras que las montañas parece que puedes tocarlas con las manos. Aquí había unas escaleras para bajar a la montaña y varios senderos para bajar andando. Nosotras caminamos un poquito, hacia realmente muchísimo frío pese al sol, había carámbanos de hielo y nieve por todos los lados (2970 metros) pero aun así se podía caminar entra la roca más o menos bien, de esa forma se puede ver mejor las montañas que parece que las puedas tocar con las manos y comprobar las rugosidades que tienen y el tacto de la nieve.

 
 

Nos hizo gracia que en el camino había una señal de prohibido zapatos de tacón y es que como no hay que subir exclusivamente a pie supongo que más de alguna había subido hasta ahí con zapatos de tacón y luego pretendía caminar tranquilamente por el pico con ese calzado. Y lo cierto es que vimos a unas coreanas que iban monísimas pero con unos pedazos de tacones impresionantes bastante poco aptos para la zona. Nos regresamos al pico pro el mismo camino y entramos dentro del restaurante giratorio a entrar en calor y ver la exposición del rodaje de la película 007 al servicio de su majestad (que se rodó una parte ahí), para luego coger el teleférico para bajar, haciendo el mismo recorrido que a la ida.

 
 

Cuando llegamos a Interlaken fuimos a coger las maletas, a comprar algo de comida en el Migros y de ahí a la estación. Regresamos y en la estación coincidimos con unas mujeres vestidas con, suponemos, el traje típico. Justo se pararon al lado nuestro para subir al vagón, y vimos hasta el detalle de las enaguas de tan cerca que estábamos. Como lo que habíamos hecho no estaba planeado en el itinerario los horarios que habíamos cogido para guiarnos en cuanto al tren no nos servían, aun así no tuvimos problemas para llegar a Lucerna solo que el tren que cogimos tenía casi todos los vagones de segunda clase reservados. Vamos, solo había uno sin reservar. Nos posicionamos en al área del andén donde decía en el cartel que iba a parar pero aun así había muchísima gente. Encontramos un hueco entre vagón y vagón donde dejamos las mochilas y nos sentamos en las escalerillas. En nuestro hueco había una chica y un hombre que no hacía más que quejarse en italiano a los revisores.

 
  


El tren debía estar a rebosar porque los revisores cuando pasaron nos dieron a todos los que no estábamos sentados un ticket de compensación por la molestia de no tener asientos libres, el ticket era para comprar cualquier cosa en las cafeterías del tren o de la estación por un importe de 10 francos. Con ese dinero lo único que pudimos coger fue un botellín de agua, pero bueno, un botellín de agua que nos salió gratis y tampoco fuimos tan mal, empezamos a buscar donde cambiar el ticket de compensación y así recorrimos todos los vagones de segunda y primera clase, y el tren estaba a llenísimo de gente. No solo todos los asientos estaban ocupados, en los huecos entre vagón y vagón había unas ocho y diez personas de pie o sentadas por los suelos como podían. No se podía ni andar. Así que lo cierto es que tuvimos suerte porque en nuestro hueco éramos solo cinco y una chica se bajo en la primera parada y luego más adelante se quedaron asientos libres en la entrada del vagón donde estábamos y las tres nos pudimos sentar en los asientos en vez de en el suelo. Así que, entre una cosa y otra, no me fije mucho en el paisaje.

 
 

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