Saliendo de Sacsahuayman y siguiendo en la montaña, el coche (del tour contratado) pasa por Pucapucara y nos acerca a Tambomachay, algo más alejado de la ciudad de Cuzco. Al llegar a la entrada, como de costumbre, no se ve nada. Tenemos una amplia cuesta para subir andando, rodeada a un lado un pasto verde y por el otro un riachuelo silencioso y árboles. Al llegar una curva aparece la primera fuente de agua, a este lugar se le conoce como El baño de la ñusta o los baños del inca debido a que existen dos acueductos de agua potable todo el año, y cada guía tiene una idea diferente de para que servía.
Al doblar la esquina y dejando a tras la primera fuente de agua aparecen en el lado de los pastos los vendedores con sus productos, principalmente ropa y tejido. La cuesta, si uno no se ha acostumbrado a la altura (no como nosotras que veníamos de lugares más altos de Cuzco) puede hacerse dura. Nosotros tuvimos que parar un rato por alguien del grupo. No nos importó porque nos entretuvimos haciendo fotos a las ovejas y burros pastando (creo que eran eso, lo de los burros seguro porque vi muchísimos burros por Perú como animal de trabajo) o a la fortaleza de Pucapucara que se veía perfectamente desde la altura de la cuesta hacia Tambomachay.
Finalmente llegamos a la estructura conocida como los baños. En un lateral quedan vestigios de una especie de fortaleza, al lado del riachuelo. Por el otro lado hay una estructura mucho más elaborada, de terrazas de piedra de varios niveles, con ventanas y puertas cerradas y fuentes de agua (dos canalillos) que caían desde arriba en pequeñas cascadas hasta la base de la estructura. También había un pequeño puente que pasaba desapercibido sobre la estructura principal.
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