De Igaliku tomamos el camino de los reyes al puerto de Itilleq, en cuanto comenzamos a ver la playa de Itilleq nos dios cuenta de una barrera de hielo al fondo que el día de nuestra llegada no estaba hasta donde alcanzaba nuestra vista. Al llegar a la playa caminamos por la playa de piedras rojas donde había algún que otro icebergs varado.
Llegamos al puerto justo a vez que el barco lo que nos permitió ver desde la orilla de la playa la postal que creaba el barco rojo navegando por el agua azul entre las montañas y el hielo azul.
En el barco también iban unos alemanes, la primera vez que nos encontrábamos con unos turistas como nosotros. Hacía bastante frio por lo que la mayoría de la gente se quedo dentro de la cabina y los pocos que queríamos hacer fotos salimos fuera de la cabina a pasar frio, siempre teniendo cuidado de no cruzarse por delante de la vista del capitán del barco. Debido al intenso viento del día anterior el mar estaba cubierto de hielo. El viento había arrancado una infinidad de hielos del Qooroq (el glaciar junto al fiordo de Erik el Rojo que habiamos contemplado en uno de nustros treking por Igaliku) y los guías nos avisaron de que tal vez el capitán del barco no pudiera acercarse tanto a los icebergs como normalmente lo hacía dado que era bastante complicado y peligroso. Primero el barco fue deprisa hasta que se terminaron las aguas tranquilas y comenzó el mar de hielo que se había formado el día anterior. Entonces el barco empezó a ir más despacio, todo alrededor era un mar de trocitos de hielo e icebergs, pero aparte de ver todo cubierto de hielo y estar navegando a través de él, lo más curioso era escuchar el ruido que hacia el barco al chocar contra los hielos abriéndose paso a través del agua. Sonaba como cuando se rompía el hielo del glaciar pero un sonido más lento, no el trueno que oímos en el glaciar Eqaluritsist, sino como un crac-crac a cada paso del barco.
Mientras navegábamos lentos por el hielo pudimos ver icebergs de mayor tamaño mucho más de cerca que las otras veces que fuimos en barco. Entré a por un bocadillo, dado que ya era la hora de la comida, y salí a seguir viendo el paisaje pero entonces terminamos de cruzar la parte más llena de hielo y el barco empezó a coger velocidad y todos nos tuvimos que agarrar para no perder el equilibrio. Y uno ya no sabía hacia donde mirar, nos rodeaban los icebergs y un paisaje impresionante de colores en todos los lados. Cada vez se veían icebergs de mayor tamaño, con formas poco pulidas debido a que se crearon el día de la tormenta y el agua y el viento todavía no había creado formas caprichosas en su aspecto.
El viaje está pensado para ver los icebergs con el agua cristalina alrededor, el agua funcionaba como un espejo y engañaba a la vista con las formas de los icebergs, pero excepto un par, debido a la tormenta del día anterior, nos encontrábamos que casi todos los icebergs estaban rodeados de trozos de hielo. El siguiente paso era pasar lo más cerca posible de los icebergs que estaban junto al glaciar Qooroq, pero el hielo nos lo impedía y tuvimos que verlos de lejos: muro de icebergs formados frente al glaciar, como un escudo protector. Y después el barco tomó más velocidad y nos acercó a la costa de Narsarsuaq.
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