Por la mañana, antes de salir de treking visitamos la tienda de comestibles, era muy pequeñita, con un horario bastante limitado, pero con todo tipo de producto. Algunos compraron música groenlandesa y jabón para lavar la ropa, y mientras nos íbamos de treking Ricardo se quedó encargado de la ropa, que pusimos a lavar en la lavadora de la casa común. Cuando regresamos del treking la ropa ya estaba seca. Por la tarde el viento comenzó a subir de intensidad, tal y como marcaban las previsiones, la hierba que crecía alta se doblaba sobre el suelo y las sabanas blancas colgadas del tendedor del prado volaban cada vez más alto, hasta que al final alguien salió a recogerlas. Por la noche, mientras Miguel nos contaba la leyenda de día, el viento empezó a aumentar, se oía como golpeaba contra la casa y aullaba contra las ventanas.
Destinos errantes: Berbe en movimiento (viajes, escapadas, visitas, recreaciones, etc.)
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