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Diario 2011. Peru.- Maras - dia 13

En el valle Sagrado está Maras, esta no es ninguna situación arquitectónica inca pero es realmente interesante de ver. Por un lado está el camino hasta allí, con una larga cadena montañosa con picos nevados de tonos violetas sobre un campo amarillo. Allí vimos toros y bueyes trabajando la tierra, con las familia peruana a su alrededor; una estampa de otros tiempos. Luego, antes de llegar a Maras, merece la pena detenerse a un lado de la carretera de tierra y mirar hacia el fondo de la montaña donde una gran cantidad de piscinas de sal aparecen ordenadas como trozos de una granada abierta.

 

Llegando ya a la salinera de Maras toca bajar hasta las piscinas de sal (que luego habrá que subir), en el camino hay que cruzar varios tenderetes de comida y souvenirs, con figuras de sal talladas a mano como souvenir principal. La vista antes de bajar a la piscina es de un mar de trozos de colores de blanco a marrón (que son los varios colores que toma la sal) y al fondo las montañas y el río; la vista del valle al fondo de un mar de sal blanquecina. 


También es posible bajar y pasear entre las piscinas de sal, al hacerlo se pasa cerca del agua del río y se puede comprobar, metiendo un dedo en el agua, como después de poco rato de estar en contacto con el aire la parte mojada del dedo se queda toda llena de sal. También es posible ver a la gente trabajando sobre las piscinas, preparando la sal, que pasa por diferentes fases, por eso es posible verla de más blanca a más marrón. Nuestro guía nos explicó que la sal, tal y como sale del río de dentro de la montaña, no es apta para el consumo humano, que hay resto de pueblos que la usaron y murieron pero que también hay restos del pueblo inca que la usaron y no murieron, porque sabían cómo tratarla. 

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