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Diario 2013 MALASIA: Entre Penang y Langkawi - dia 8

Tenía pensado pasar tres días en la isla y disfrutar lo máximo posible, aunque no tenia forma de moverme libremente (en la isla de Langkawi no existen transportes públicos; hay que alquilar coche o moto, algo que lógicamente yo no hago, o coger un taxi, andar o contratar un tour) ya había hecho el cálculo de a que sitios podía ir y cuales tendría que perder, pero el caso es que estuve menos tiempo en Langkawi. El motivo: problemas con el transporte. 

Por la mañana salí del hotel para dirigirme a Gerogetown a donde las entradas del ferry (junto al monumento conmemorativo de la Reina Victoria) y a medida que me acercaba veía un montón de gente alterada. Finalmente descubrí que el motivo es que el ferry (que el día anterior había estado funcionando perfectamente) había cerrado sus salidas en el día debido al mal estado del mar. Y aparte de devolverte el dinero no te daban muchas más soluciones. Imaginaos que faena el saber que no hay forma de llegar a Langkawi. No estaba dispuesta a pagar una noche más de hotel en Penang, cuando ya estaba aburrida del lugar y quería cambiar (dos días son suficientes si ya has visto templos chinos suficientes y no eres aficionado a tumbarte en la playa por horas o hacer deportes acuáticos) así que hubo que buscar otras alternativas para llegar a Langkawi. 


 

Había dos formar, contratar un taxi o ir en bus hasta otro lugar más arriba de Penang (ahora no recuerdo el nombre, si lo encuentro en los papeles lo anoto) y de ahí coger un ferry a Langkawi, como la distancia del ferry era solo una hora (más cercano que desde Penang) no había problema de salidas (y a decir verdad estaban saliendo) o bien ir en avión, pero para esto habría que tener asientos libres. Finalmente, como no pintaba muy claro que cuando llegara a donde fuera, todavía salieran los ferrys así que decidí optar por el vuelo y acercarme a la agencia firefly que tiene vuelos desde Penang a Langkawi y ver si había plazas.


Había plazas así que cogí un billete de avión, y al comprarlo me pedían un número de teléfono de Malasia (no les servía el mío español pero que estaba operativo en Malasia) así que el conductor que me llevo, muy majo él, dio su número de teléfono. Luego me llevo al aeropuerto y no pareció nada caro el precio, así que le di propina, a cambio la suerte se puso de mi parte y aunque me excedí en poquito del peso de la maleta no me cobraron el exceso (aunque a la chica de delante mío si lo hicieron -no sé si porque como dijo una pareja española en el aeropuerto mientras esperábamos al vuelo "una buena acción se recompensa por otra" o más bien porque la chica de delante se había pasado bastante del peso). 

 

El segundo problema para llegar pronto a Langkawi es que el vuelo se retraso cinco veces en la pantalla, al final pase unas seis horas o así en el aeropuerto de Penang. En ese tiempo me dio tiempo de ver que en los aeropuertos tienen salas de oración (musulmán) para hombres y mujeres (separadas). 

El vuelo apenas me costó treinta y pico euros pero era casi mas una avioneta que un avión y parte del equipaje quedó fuera, a mi no me perdieron ninguna maleta pero a varios pasajeros sí. El caso es que a lo que llegué al hotel en Langkawi, que estaba muy cerca del aeropuerto, ya era bastante tarde y apenas me dio tiempo de recorrer el complejo hotelero, lo justo para encontrar la salida andando y poco más. 

Me explicaré con lo de encontrar la salida andando, el hotel son casitas malayas a lo largo de la costa y dentro de la montaña rodeada de monos danzando (los vi pasar de tejado en tejado con asiduidad), y tienes que llamar para que te vengan a recorrer en un carrito y llevarte y traerte a la recepción. Como no quería depender de ir siempre en carrito busque la forma de llegar a la recepción sin perderme. 

 

El caso es que entre llegar (entre lo del ferry, buscar alternativas, ir a comprar billetes de avión, ir al aeropuerto, que se retrasa un montón de veces el vuelo (yo ya me subía por las paredes), llegar al hotel y conseguir registrarme (había fila), ir hasta la casita en el carrito dejando a otros clientes en sus casas, etc... a lo que salí era ya de noche, así que a cenar y a dormir. Un día perdido.

  

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