Lo que tenía claro es que en Taiwán quería hacer el Camino Histórico Caoling, pero cuando busqué información al respecto (todo en blogs de viajeros en inglés porque en español no encontré información para hacerlo – solo información general-), todos indicaban que comenzar el camino es relativamente fácil, tomando un tren hasta Dali o Fulong, atravesar el templo que es el comienzo o final del camino (según cómo se mire), y seguir las indicaciones de madera que marcan el camino a seguir. El problema es que también todos indicaban que es muy fácil perderse en el final/inicio del camino porque las señalizaciones comienzan a ser más difíciles, hay diversos caminos que se entrecruzan y algunos viajeros incluso acabaron terminando en un sitio que no esperaban. También me vi vídeos de youtube de viajeros haciendo el camino y efectivamente hay una zona del camino que pasa junto a las granjas y los arrozales que está peor señalizada y, como todos decían, es más fácil perderse. Así que al final contraté un tour que hacía el Camino Caoling.
El tour de Taiwan Adventures consistía en ir en coche hasta donde comenzaríamos el Camino Caoling, cerca de Fulong, subir al punto más alto, comer, y seguir el camino hasta llegar a Dali, donde cogeríamos el tren a Fulong y regresaríamos andando hasta donde dejamos el coche para regresar a Taipéi. Un día completo haciendo el recorrido (más comida incluida). Comenzamos puntuales pero, tal vez por ser lunes, nos encontramos con bastante tráfico por lo que llegamos más tarde de lo previsto a la zona por donde comenzaríamos el camino, en la zona de servicios del Yuangwangkeng Waterfront Park. Esta zona tiene lugares para aparcar el coche, tiendas y baños. Por aquí había varías personas que se preparaban también para caminar dado que el día estaba nublado y amenazaba con lluvia (que empezó cuando el guía nos advertía de las serpientes y avispas venenosas que hay y podemos encontrar si nos salimos del camino).
Nosotras nos pusimos nuestras capas de agua que nos vinieron muy bien cuando hicimos el Camino de Santiago (también en las mismas fechas) y el guía uso su paraguas. Estas es una de las primeras cosas que nos explicó el guía. Nosotras habíamos visto que la gente de ahí va con paraguas a caminar a la montaña. A nosotras no se nos pasa por la cabeza el llevar paraguas a la montaña, el andar o subir por camino de tierra con un paraguas se nos hace raro, nos pega más para la ciudad y el asfalto. El guía nos explicó que la razón por la que van por paraguas es porque es más práctico que un impermeable o una capa de agua, dado que estas no dejan pasar el agua pero tampoco transpiran y con el calor que hace en Taiwán uno suda tanto que acaba más mojado por dentro que por fuera, mientras que con el paraguas se mantiene seco por dentro y por fuera. Así que empezamos a andar sobre las nueve y media que es justo cuando comenzó a llover, y ya hasta acabar el camino no dejó de llover. A veces llovió más y otras veces menos, pero de principio a fin de camino estuvimos bajo la lluvia.
Cuando comenzamos el camino me fijé que había bastantes carteles indicando el camino y avisando de los sitios peligrosos, tal y como había leído. Nada más comenzar nos encontramos con que en un lateral del camino había una pequeña casita con comida, según nos explicó el guía esta construcción era un altar construido para los dioses menores de la montaña y por el camino podíamos encontrar algún otro altar de ese estilo. Ahí también se podía encontrar un mapa con el recorrido del camino histórico Caoling y los tiempos que costaba llegar a los diversos puntos de interés, nosotras estábamos cerca del Great Banyan Tree. El camino estaba asfaltado como una carretera y pasaba junto a varias cascadas formadas por el río que bajaba muy claro y limpio, y algunos árboles de bambú. Luego el camino continuó pasando por una zona llena de palmeras altísimas y delgadas, y árboles llenos de frutos amarillos y redondos.
Al lado del río, donde había un cartel de prohibido pescar, el camino comienza a ser de piedra y estrecharse y rodearse de vegetación y un cartel en chino y en inglés avisa que no se entre durante la oscuridad. El camino por esta parte es muy bonito, con el río circulando a la derecha del camino y toda la vegetación de los árboles cubriendo ambos lados del camino, lo más difícil son las escaleras de piedra, porque por supuesto en un camino taiwanés no podían faltar las escaleras, que al parecer el concepto de cuesta no existe en este país y todo tiene que salvarse con escaleras. Durante esta parte del camino hay varios carteles informativos sobre la vegetación y flora del lugar, también hay pequeños templos del dios de la tierra, hechos de piedra, de la misma época, y encontramos también nuestras primeras arañas, son grandes como una mano y según el guía no son venenosas, pero preferimos no tocarlas.
Tras una serie de escaleras de piedra llegamos a la primera de las piedras históricas. Aquí nuestro guía Neil nos contó algo sobre el Camino Histórico Caoling (草嶺古道), que es un tramo del antiguo paso que unía Danshui, al norte de Taipei, con Yilan, en la costa este de la isla. Dicho paso fue construido en piedra sobre el año 1807, durante la Dinastía Quing, y fue la manera más efectiva de circular entre las dos poblaciones durante mucho tiempo. El camino se construyó con grandes dificultades dado que la isla de Taiwán es completamente montañosa y como podíamos ver la vegetación y la inclinación del lugar supuso un esfuerzo para los que construyeron el camino y una gran mejora para el transporte de mercancías en la isla. La piedra con la que nos encontramos es el monumento de “Xiong Zhen Man Yan” (la valiente conquista contra la bruta niebla), esta piedra conserva inscripciones hechas por Liu Ming- Deng, general de la dinastía Ching y encargado de construir el camino. El día que se encontraron con una gran niebla en esta parte del camino el general quiso recordar el momento grabando esa inscripción en una gran piedra. Esta piedra se considera en Taiwán monumento histórico de tercera categoría.
Continuamos el camino (bajo la lluvia, recordad que no paró de llover durante todo el camino) y a nuestro alrededor seguimos teniendo enormes árboles con largas raíces, que me recuerdan a los que vi por la selva de Malasia, y algo como pequeñas palmeras creciendo en las ramas de los árboles. Cuando el camino empieza a abrirse nos encontramos con una zona con un gran pabellón de madera para refugiarse del sol o la lluvia y comer algo, y unos baños. Nosotras seguimos el camino que deja atrás las escaleras para convertirse en un camino de losas de piedra, que si fueran amarillas serían como el Camino de baldosas amarillas de Oz, con el río en un lateral.
El camino se abre y tenemos a los lados las laderas de las montañas y en el vértice de ambas se ve entre la niebla un pabellón de madera, ya no queda nada para alcanzar la zona más alta del camino. En esta parte del camino nos encontramos con la Estela Tigre, otra inscripción hechas por Liu Ming-Deng, general de la dinastía Ching, en este caso hay un cartel en inglés y en chino que lo explica (no todos los carteles informativos estaban en inglés), en este explica como el general haciendo esta parte del camino se encontró con fuertes vientos y como el dicho chino dice “las nubes obedecen al dragón y los vientos obedecen al tigre” el general escribió tigre en la piedra para detener los vientos. También dicen que al general le encantaba escribir tigre, en esta piedra la palabra tigre es femenina mientras que en otra del generar que se conserva en un museo es masculina.
Dejando atrás la piedra subimos hasta el pabellón-mirador de madera para tener las mejores vistas del camino (volvemos a las escaleras). A un lado tenemos las montañas y el camino lleno de espigas, esta es la imagen que vi cuando investigué sobre Taiwán y supe que quería hacer el Camino Caoling, y es que el camino fue llamado así porque Caoling significa colina de hierba. No tenía claro que pudiera ver las espigas que rodean esta parte del camino pero al final fue posible, y también tuvimos la bruma y niebla que cubría las colinas verdes con sus recovecos de agua que nos recordaron a los paisajes de Escocia. Estando arriba la gente se resguardaba de la lluvia bajo los techos de madera del pabellón pero nosotras preferíamos ver todo el lugar, uno de los lados ofrecía vistas del mar y la costa este de la isla. Mientras admirábamos las montañas y la costa la niebla comenzó a disiparse y conseguimos ver la isla Tortuga en el océano pacífico.
La isla Tortuga se llama así porque parece una tortuga desde la lejanía, pese a la niebla y las nubes nosotras conseguimos ver el parecido: la cabeza, el caparazón y la cola. Tras disfrutar de las vistas del océano al disiparse la niebla comenzamos a bajar y seguir el camino hasta Fulong, cuando nos íbamos una mujer nos ofreció unas galletas, aunque dijimos que no gracias la mujer insistía hasta que intervino el guía, el guía nos dijo que ahí tienen la costumbre de compartir la comida. Lo cierto es que era el segundo día en Taiwán y ya habíamos comprobado que los taiwaneses son muy amables y abiertos. Como habíamos subido ahora esta parte del camino tocaba de bajada, las escaleras del camino se iban cortando a trozos debido a que por esta zona ya bajaba una carretera asfaltada, aun así en vez de seguir la carretera seguimos el camino de piedras que pasaba entre la vegetación y las ruinas de un antiguo templo, y nos paramos unos minutos en uno de los pabellones de madera para tomar una fruta.
El guía Neil llevaba consigo la comida pero nosotras todavía teníamos el horario español y comer tan pronto como comen ahí se nos hacía raro, así que iba a ser una pequeña pausa, solo que cuando íbamos a salir comenzó a llover mucho más fuerte y decidimos quedarnos bajo el techo del pabellón a esperar a que la intensidad de la lluvia disminuyera, todo ello en compañía de otra araña grande. Creo que era la lluvia lo que las hizo salir porque en los otros recorridos que hicimos por Taiwán no nos encontramos tantas arañas como en este. Y lo más curioso es que todas las arañas eran diferentes. Regresamos al camino y seguimos andando hasta una zona con servicios donde los carteles estaban todos en chino (pero con dibujitos) y otra gran araña.
Volvimos al camino y seguimos hasta entrar en camino de asfalto, aquí nos encontramos con un derrumbe de tierra y rocas que estaba cortando el camino y una cinta amarilla con caracteres chinos en rojo que cerraba el paso, el guía nos llevó por un lateral y conseguimos pasar y seguir el camino sin ningún incidente. Por esta parte del camino asfaltada nos encontramos varias frutas diversas (hasta de color azul) y pivotes amarillos de más zonas cortadas, así como mariposas. En teoría según el guía en esta zona se suelen ver los pájaros típicos de Taiwán que tienen un larga cola y son de color azul, pero tal vez por la lluvia no conseguimos ver ninguno por aquí y solo lo vimos al final del camino, cuando ya regresábamos en coche a Taipéi.
Seguimos el camino y llegamos al templo de Dali, fin e inicio del camino. El templo de Tiengong en Dali es grande y muy colorido, el guía no comentó que ahí en Taiwán no nos van a poner impedimento en verlo y hacerle fotografías. El templo tiene varias plantas (más escaleras) pero vale la pena dar un vuelta por dentro del templo y ver las distintas y coloridas figuras y a la gente rezando. La decoración de las figuras del templo no hacen pensar que en realidad está dedicado a la diosa Matsu que, según nos explicó el guía, es la diosa de los pescadores, y Dali es un pueblo en la costa, así que tiene sentido. La historia que me contó el guía es la leyenda que dice que un padre y su hijo estaban pescando en el océano cuando hubo un tifón, la hija que estaba en casa oró para que su padre y su hermano se salvaran y tras pasar el tifón ella murió pero su padre y hermano volvieron vivos del mar por lo que ella se convirtió en una diosa adorada por los pescadores.
Una de las cosas que no llegamos a descubrir es la fuente del templo que sacaba vapor. Estaba adornada por un dragón y tenía en sus aguas carpas doradas y rojas. Pero lo que nos extrañaba era que el agua estuviera tan caliente que saliera humo, sabemos que Taiwán es famoso por sus aguas termales pero por esa zona no nos sonaba que hubiera y que las carpas estuvieran tan campantes en el agua, pues tampoco. Con la duda a cuestas y tras ver el templo nos dispusimos a tener nuestra comida, paramos en un pabellón cercano donde vendían comida típica aunque comimos unos buenos sándwiches y fruta que el guía nos llevó y que dado lo raras que somos comiendo agradecimos mucho más que la comida típica. Después fuimos a coger el tren con dirección Fulong, el otro punto de comienzo del Camino Caoling.
La estación de tren de Dali es pequeñita, como la de un pueblo de España, estaba llena de gente asiática pero vestida como nosotras, es decir, de treking (seguramente habían hecho algún camino de los que hay por esas montañas) y todos los carteles estaban en chino, incluso el billete era completamente ilegible para nosotras, dado que era un tren local el que nos llevaría de Dali a Fulong, pero es fácil pedir los billetes y controlar los horarios con el acceso a internet de iTaiwan (en todas las estaciones, oficinas postales, algunos centros de visitantes, etc. se encontraba la señal del wifi y cuando dejamos Taiwán la ausencia de internet la notamos). También esta estación tiene unas vistas espectaculares de la costa, con el cielo despejado y ya sin lluvia (dejó de llover al llegar al templo) el paisaje invitaba a relajarse. Pero tras bajar del tren en Fulong tuvimos que continuar con el camino, hay que tener en cuenta que nos quedaba todavía una parte del camino histórico hasta llegar al coche dado que empezamos en Waterfront Park y no en la estación de tren de Fulong (punto final o inicial del camino, según se mire).
Por aquí el camino discurre por la carretera con vistas de las montañas y la costa, y una cantidad de grandes arañas. El camino discurre por antiguas granjas y aquí entramos en una zona complicada, si hubiéramos ido solas seguramente nos hubiéramos perdido, con razón decían que la parte de Dali es más sencilla que la de Fulong, y es que esta parte del camino está muy escondida y mal señalizada. El camino pasa desde una carretera asfaltada a un tramo de tierra y barro, y luego caminos de piedra en medio del bosque, atravesando selva, alguna vieja casa de campo con muchos gatos, y campos de arroz y arroyos. Debido a la intensa lluvia que habíamos tenido durante el día, el descenso por algunas de las zonas del camino fue complicado aunque lo salvamos sin problema y conseguimos llegar a la carretera donde los campos de arroz y las aves nos avisaban que ya estábamos cerca de donde dejamos el coche. En nuestro regreso en coche pudimos ver a uno de los famosos pájaros azules taiwaneses, muy bonitos, y con esto terminó un día completo y una caminata muy recomendable.
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