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Diario 2018 TAIWAN: Dia 6- Parque Nacional de Taroko

El Parque Nacional de Taroko toma su nombre de un desfiladero de varios kilómetros de longitud. El Parque ocupa una gran superficie y queda dentro de los límites de tres regiones administrativas diferentes (Hualien, Taichung y Nantou). Para visitar el parque de Taroko lo puedes hacer en tu propio vehiculo, en bus que recorre el parque que tiene paradas en los puntos de visita y caminos a recorrer o contratar alguno de los tours que hay. Como yo, aparte del parque quería ver más lugares a los que el bus no llegaba (como lso acantilados mencionados en la entrada anterior) contrate un tour que incluía unos puntos y camino del parque y los acantilados. Los tours también salen de diversos sitios pero no es recomendable cogerlo desde Taipei porque hay 3 horas de trayecto de ida y otras 3 de vuelta por lo que el viaje es agotador y hay otras excursiones que poder hacer desde Taipei que pillan más cerca que Taroko. Los puntos del tour dentro del parque están marcados en negrita. Para poder ver si los caminos a los que queríamos ir estaban abierto usamos la web del parque: Taroko Park Condition Trails

  
  

El guía nos recogió en Hualien y tras visitar los acantilados nos acercamos a las paredes del desfiladero donde serpentea la carretera que accede al parque y que es un auténtico espectáculo. Nosotras llegamos a la puerta de entrada del parque de Taroko, es el punto donde paran varios coches para hacer la fotografía junto a la puerta, con cuidado dado que está en medio de la carretera de acceso al parque. Junto a la puerta hay un puente con unas vistas de la inmensidad del parque. Nuestra primera parada del tour por el parque es esta puerta de entrada al Parque Nacional, aunque el guía primero nos lleva a cruzar el puente a pie, dice que ese es su secreto porque la gente pasa de largo, directos a la puerta, y no se molestan en ir andando por el puente. Cuando avanzas por el puente puedes ver el océano y el curso del río, ahora baja muy escaso pero es muy amplio el recorrido de piedra porque cuando es época de tifones se llena hasta arriba de agua, resulta bastante impresionante imaginarlo. Y al otro lado se encuentran las montañas de Taroko que confluyen entre sí y que las corta el paso del río. 

  

  

De aquí volvemos al Arco de Taroko, la puerta de entrada al parque. Puede parecerse a cualquier otro arco que encuentre en las Chinatowns en todo el mundo, pero lo que veremos al entrar al parque no es lo mismo. Ya en lo lejos se ve el arco de la carretera creado por la mano del hombre en 1960. 

  

De aquí volvemos al coche para ir hasta el puente donde comenzaremos a hacer el Camino Shakadang, conocido como el Sendero del Valle Misterioso, y es de fácil acceso camino para todas las edades, y lleva unas dos horas realizarlo (ida y vuelta), aunque nosotras no lo haremos entero, solo hasta la parte donde se llega al pueblo tribal de Truku, y luego volvemos por el mismo camino al punto de comienzo. El puente de acceso al camino está decorado con diversos leones tallados en mármol, cada uno es diferente y en distintas poses. Desde arriba ya se puede observar el agua cristalina y azulada del río. Aunque el agua es de color turquesa está muy cristalina porque se pueden ver las piedras del fondo, y distinguir sus colores y formas. Este camino es conocido por su agua turquesa cristalina salpicada de imponentes rocas de mármol y ya al comienzo del camino se puede ver parte de esas turquesas aguas. 

  
  

Para comenzar el camino hay que bajar unas escaleras que dan acceso a un recorrido tallado en la roca, aquí hay que tener cuidado con la cabeza dado que la roca está escavada hace tiempo y es fácil golpearse si se es algo alto. Aun así que el camino esté tallado dentro de la roca permite tener unas vistas de la montaña cayendo hacia el río que no deja de perder su color turquesa. Hay una barandilla que separa el camino de la vegetación pero el guía nos recomienda que no nos acerquemos a ella porque, tal y como pudimos ver, es el camino preferido de todos los animales pequeños del lugar: caracoles, arañas, mantis religiosas, orugas, etc. 

  

Durante todo el camino tenemos una vista del arroyo Shakadang fluyendo suavemente entre las grandes rocas de mármol blanco del lugar, hay rincones donde forma pequeñas charcas y se pueden ver los peces pequeños que viajan a lo largo del arroyo. Vimos varios insectos en el camino pero lo mejor fueron las vistas del arroyo, de sus aguas y sus piedras de mármol. Desde aquí también se puede apreciar la formación espiral de las rocas de las montañas, marcadas hace años cuando esta tierra estaba bajo el océano y la inspiración para los tatuajes de los Truku. Finalmente llegamos a un pequeño mercado abierto para los visitantes que cuenta con artesanos locales y vendedores de comida que le dan la bienvenida para probar algunas delicias indígenas, el guía nos dio tres tipos de bebidas creadas por los aborígenes, no estaban mal, alguna era deliciosamente dulce pero somos muy raras para disfrutar de la bebida y comidas de ahí. De aquí volvimos sobre nuestros pasos y disfrutamos de la otra vista del camino, que ofrece otro aspecto de las montañas y el arroyo de aguas turquesas. Un recorrido lleno de colores preciosos. 

  

  

De aquí fuimos al Santuario de la Eterna Primavera que se construyó en 1958 para conmemorar a los 212 trabajadores que murieron durante la construcción de la Carretera Central de la Isla. Su ubicación empotrada en la ladera de la montaña y el estilo arquitectónico de la dinastía Tang hacen de este santuario uno de los lugares escénicos más famosos del Parque Nacional Taroko. El guía nos llevó con prisas para que llegáramos antes que los coreanos (palabras suyas) que llegan en grupo a fotografiar ese lugar a unas horas determinadas. El agua natural de manantial desemboca en el río Liwu a través de la parte frontal del santuario, y esta es la llamada cascada de la primavera eterna. En 1987 el acantilado del río se derrumbó y destruyó el antiguo pabellón al lado del Santuario de la Eterna Primavera. Fue reconstruido y abierto al público nuevamente en 1997 más abajo, el guía nos enseña los diversos lugares donde estuvo el templo y se puede ver que está en medio del desfiladero y que posiblemente este santuario en el próximo gran terremoto acabe destruido y tengan que construir otro más abajo. En la gruta de acceso en el camino al templo hay un recuerdo de los trabajadores muertos con sus nombres escritos en piedra y cascadas del agua del río cayendo hasta abajo. En el templo hay unas escaleras cerradas al paso que eran las que subían a la parte del santuario anterior. Aquí se mezclan las aguas de los dos ríos, una más blanquecina la otra turquesa. 

  

  

Y una vez visitado el templo nos encaminamos a comer al centro de visitantes, donde la comida aborigen no nos llama mucho y acabo comiendo pollo, que sin la salsa que le ponen está comestible (nosotras somos muy malas comiendo fuera de casa y los taiwaneses y los aborígenes están muy orgullosos de su comida, así que toca comer algo, aunque no nos apetezca). Donde comemos vemos la figura de una mujer con la cara marcada de líneas el guía nos explica que es la representación de una mujer de la tribu Truku, que se tatuaban así la cara en la antigüedad. Más tarde iremos a ver el museo sobre esta tribu. 

 
  

La siguiente parada es la Swallow Grotto, una parada obligatoria para quien visita el parque de Taroko. Esta parte más antigua de la carretera se aparta de la nueva autopista y está destinada para que se aprecie la ruta despacio, por lo que es normal ver pasar los coches, aunque el guía aparcó el suyo y como otros turistas hicimos el camino de la Gruta a pie, para poder disfrutar de las vistas de la garganta al detalle. Hay que tener cuidado con las rocas que caen al caminar por el sendero y los tours están obligados a repartir cascos a sus turistas, así que el guía fue a buscar los cascos que proporciona el parque gratuitamente y nos los trajo para que nos los pusiéramos antes de comenzar la ruta. Vimos que había gente con ellos y otros sin cascos, supongo que si vas por libre no te obligan a llevarlo como a los que van con guía. Este fue el único sitio donde tuvimos obligación de ponerlos, aunque al día siguiente hicimos un camino con más desprendimiento de rocas que este. La ruta de la Gruta está intercalada por túneles y domina la parte más estrecha de la garganta de Taroko, donde el río es más rápido. 

  


Debido a la erosión del río Liwu en un valle extremadamente estrecho y profundo los acantilados de mármol están marcados por varios huecos, que se han convertido en un lugar natural de anidación para golondrinas, de ahí el nombre de este lugar. Aquí el agua del río es más blanquecina y se puede ver el acantilado Zhuilu, el trayecto por el túnel deja ventanas que permiten disfrutar de las formaciones de las gargantas y el transcurso del río y luego llegas a un lugar donde los tunes están cubiertos por techos con formas rectangulares puestas para evitar el desprendimientos de rocas, y desde aquí podemos ver la forma redondeada que se tiene la roca como si hubieran cogido una cuchara y hubieran quitado una parte de la roca, solo que está hecho por la erosión del agua. El camino recorre el trayecto del río hasta llegar a una zona que permite ver la Roca del Jefe Indio o una mujer de la tribu Truku y es que hay una roca que parece el rostro de un jefe indio americano o ahora que ya sabáimos como eran los rostros de las mujeres Truku, y que da al río. Aquí seguimos por el camino entre túneles de la roca, recorriendo las gargantas de Taroko hasta el final de camino donde devolvemos los cascos y vamos a camino a Buowan. 

  

Este lugar fue añadido por el guía y Buluowan significa "eco del cañón", solía ser una aldea tribal de los aborígenes Taroko. Con su terraza superior e inferior, Buluowan tiene un mirador al desfiladero de Taroko. La parte inferior alberga el Centro Turístico del Parque Nacional Taroko, que proporciona información y demostraciones sobre la historia y la cultura de la tribu Truku. El museo de artesanía de Taroko muestra telas, cestas y otras artesanías tradicionales. El recorrido es muy interesante y ofrece una vista diferente de Taiwán y del parque de Taroko, aparte de paisaje también tenemos cultura e historia de los aborígenes; cómo construían sus casas, el cómo y por qué se tatuaban (las mujeres más que los hombres, siempre imitando las formas naturales de las rocas), tejían y vivían. Además las montañas de Taroko son todavía el hogar de una parte de la tribu de los Atayal, que vive y trabaja allí, incluso algunos se encargan del cuidado de algunas partes del parque. Esta es nuestra última parada en el parque por el día de hoy.

  

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