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Diario 2014: Turquia - Efeso - dia 3

Tras visitar Hierapolis y Pammukale partimos hacia Efeso donde comeríamos antes de empezar con la visita al recinto arqueológico. Comenzamos la visita por las Termas de Vario y avanzamos a través de la Avenida de las Columnas hasta el Templo de Domiciano. La avenida está flanqueada por columnas jónicas y corintias donde había una pareja haciéndose muchas fotos. De aquí entramos en el odeón, que es como un teatro pequeño, que servía como teatro o como lugar de consejo para la ciudad, aquí las puertas y decoraciones de las columnas se conservan bien aunque es difícil imaginar mucha gente en el lugar pues solo los grupos de turistas que estábamos ya lo abarrotábamos. Tras salir del odeón y siguiendo el camino nos encontramos con cuatro columnas que cruzar que son la Puerta de Hércules. Desde un poco más arriba de la puerta se obtiene una buena perspectiva del lugar, donde, para ser octubre, bajaba una marea de turistas por la calle principal. 

  

Al fondo, perfectamente visible, se alza la biblioteca de Efeso, tan importante como la de Alejandria. Esta calle principal que baja hasta la biblioteca y por la que corre una marea de turistas es la llamada venida de los Curetes, donde podemos ver conservados los mosaicos del suelo de una casa en un lateral, o la fuente de Trajano en el otro lado. Junto a la fuente nos encontramos con el templo de Adriano, que se conserva tan bien restaurado que se puede ver en la cenefa la representación de la ciudad, la figura de Medusa y otros personajes históricos en perfecto estado. la calle a ambos lados conserva múltiples ruinas interesante, y una fuente parcial con un carnero en buen estado. cerca de aquí están las ruinas de un burdel y los resto de un baño, que según el guía son las letrinas romanas mejor conservada. Y lo cierto es que los agujeros están intactos y tienen una maravillosa vista de la biblioteca al fondo. 


Y es que el resto de ruinas quedan como abandonadas en comparación con la fachada de la biblioteca. La biblioteca sufrió daños a manos de los godos y por un terremoto pero su fachada exterior está muy bien restaurada y en la puerta que da al agora se pueden leer las inscripciones en latín y griego. Nos comentó el guía que en el interior de la biblioteca había dos altas cámaras con una galería de dos niveles que contenía los nichos rectangulares en los que se almacenaban unos 12.000 libros. Por lo que cuando pase la fachada me decepcione un poco al ver que no se conservaba nada. El exterior de la biblioteca es otra cosa. Cuatro nichos con cuatro estatuas protegen las tres entradas. Representan las virtudes que poseía Celso: Ennoia, la Reflexión; Sofía, la Sabiduría; Areté, el Valor; y Epistémé, el Conocimiento. Algunas de las figuras están casi intactas, a otras les falta la cabeza. Atravesando uno de los dos arcos contiguos a la Biblioteca, nos adentramos en el principal ágora comercial, un gran espacio cuadrado rodeado por las bases de las columnas que en otro tiempo formaron la columnata que rodeaba el recinto. 




De aquí llegamos al Gran Teatro de Éfeso, excavado en la ladera de un monte y de cerca puede no parecer lo grande que realmente es. Una vez en el interior del teatro se puede ver cuantas gradas de piedra hay y que los 24.000 espectadores que dice el guía que caben pueden ser hasta más. Aún así, para mí, lo único espectacular del teatro es la inmensidad de su tamaño. Hay más ruinas en el recinto pero estas son las más importantes que vimos. Y lo cierto es que ya sales agotado de tanto monumento y gente.



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