En Capadocia hay varias ciudades subterráneas. Entre valle y valle visitamos una de ellas: Ozkonak, que no es ni la más profunda ni la más grande de las ciudades subterráneas pero no tuvimos ninguna fila para entrar. Es increíble como para ser finales de octubre puede haber tanta gente visitando el lugar. En verano debe ser terriblemente agobiante. Lo recomendable para visitar una ciudad subterránea en la capadocia es hacerlo con poca gente, al igual que las pirámides de Giza los pasadizos son estrechos y agobiantes, y si uno es algo propenso a sentirse mal con los lugares cerrados con más razón de intentar visitar estos lugares con la menor gente posible.
Lo cierto es que esperaba que la visita fuera más especial, es cierto que cada vez vas bajando más profundo en la tierra, que los pasadizos son tan estrechos que uno tiene que andar casi de rodillas, pero no tienen ninguna pintura u objetos. Hay algún recinto con chimeneas para el aire, lugares para obtener agua, guardar a los animales, cocinas y sobre todo las ruedas de molino que sirven para cerrar los pasadizos, aunque no sé cómo lo harían en la época poco son de pura roca. En Capadocia vivieron numerosos cristianos, por ello se estima que era un escondite de los mismos, de ahí que tengan pura roca para cerrar los pasadizos. Una visita imprescindible pero no tan interesante como las iglesias de la capadocia. Más o menos como las pirámides de Giza, la visita al interior es imprescindible pero no tiene en su interior nada de especial. Lo importante del lugar es vivir la experiencia.
Y nos acostamos tarde porque fuimos a ver un espectáculo de baile tan típico para turistas, nos reímos comparándonos con japoneses viendo sevillanas en Madrid y bebiendo todo el alcohol que quisiéramos, pues estaba incluido en el precio.
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