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Diario 2018 TAIWAN: Dia 4- Shifen

Nos levantamos pronto para ir a la estación central de Taipei para conseguir el billete de tren a Ruifang. Está la opción de tomar también el Pingxi Pass Day que es el billete que te permite subir y bajar del tren durante todo el día, para así ver los sitios donde para. Si uno tiene intención de coger la línea Pingxi solo para ir a Shifen, el trayecto del tren Pingxi se puede pagar con la Easy Card (que sirve para todo). Cuando estuvimos ahí vimos a mucha gente salir de la estación y volver a entrar pasando la Easy card (porque hay un guardia que te obliga a primero salir y luego entrar, no vale solo con pasar la tarjeta). Compramos el billete de tren a Ruifang y buscamos la vía para a coger el tren a Ruifang. El tren que cogimos es un tren local por lo que en el billete no hay nada legible para nosotras. Conseguimos sitio para sentarnos porque el trayecto, igual al ser tan pronto, nos pareció muy largo, además los vagones de los trenes locales son como los vagones del metro, así que hay que tener suerte si uno quiere sentarse. Igualmente al ser tan pronto no había mucha gente y a medida que fuimos avanzando se fue vaciando. 

  

Llegamos a Ruifang sin problema para poder coger el billete del tren Pingxi la estación está decorada con linternas y carteles de dibujos. Cuando llegó el tren ya había más gente que al llegar nosotras a Ruifang pero aun así nos sentamos en uno de los vagones y vimos que aún había mucho sitio libre para sentarse, a la vuelta el tren van tan lleno que es como una lata de sardinas. Esa es la diferencia entra madrugar o no. En los tres vagones del tren solo había cinco occidentales, una pareja mayor y nosotras tres. Luego descubriríamos que la pareja eran franceses, y del Sur de Francia que nos pilla más cerca. El tren atraviesa la montaña y pasa junto al río Keelung y algunas poblaciones de las que solo fui capaz de ver la estación porque estaban rodeadas de vegetación, disfruté mucho más del paisaje a la vuelta dado que a esta hora tenía el sol reflejando en las ventanas y no se apreciaba bien el color de la montaña. En este trayecto nadie se bajó hasta que llegamos a Shifen. Una vez llegas a Shifen hay un guardia que vigila que todos crucemos al otro lado de la vía cuando no hay trenes, y que corta la circulación cuando va a pasar un tren. 

  

  

Paseamos por la Old Street que es la calle principal del pueblo, consiste en una cantidad de casas de tres o cuatro alturas, unas aceras invadidas por los tenderetes de las tiendas y entre acerca y a cera está la vía del tren que cuando no pasa el tren está invadida por la gente. Hay tiendas de todo, de souvenirs con muchas linternas de todo tipo y de comida, el marisco tenía buena pinta pero a primera hora de la mañana no es algo que nos apeteciera. Nos dedicamos a mirar a los turistas asiáticos, había muchísimos grupos de coreanos, que son delo más originales a la hora de posar para hacerse fotografías en las vías del tren. Lógicamente la gente llena las vías del tren porque es muy curioso y porque para lanzar las linternas es el lugar más despejado pues en la acera chocarían con los techos de las cosas. Y mientras observábamos como lanzaban una y otra linterna al cielo, vimos a un grupo de mujeres coreanas con una linterna roja, el chico con la cámara les decía las poses que tenían que hacer, les hizo un montón de fotografías con la linterna abajo, luego del otro lado, subiéndola, y finalmente lanzándola al aire, nos gustó tanto de todos los que vimos que decidimos seguir al chico para ver en qué tienda trabajaba y así coger las linternas ahí, porque el motivo de ir hasta ahí era hacer el proceso de lanzar la linterna al aire. 

 

  

Durante el tiempo que estuvimos ahí vimos que la gente lanzaba linternas rojas, que significa salud y paz, pero a nosotras con un deseo no nos vale así que tuvimos que elegir entre las multicolores, que como hay más colores que lados tiene una linterna había varias combinaciones para elegir. Una vez elegida viene el proceso más largo, te ponen la linterna apoyada en unas varillas de metal con pinzas y tienes que escribir o dibujar en ellas. Nosotras no sabíamos que escribir porque no es un lado sino los cuatro lados de la linterna los que había que completar. Para ello te dan pincel y un bote de tinta negra. Aquí es cuando descubrimos que la otra pareja no asiática eran franceses porque como nosotras al inicio observaban todo y al acercarse a nosotras y oírnos hablar nos preguntaron si éramos españolas. Tras conseguir terminar de escribir y dibujar en la linterna por todos los lados, con muchos deseos, el chico cogió la linterna nos acompañó a la vía del tren y la abrió para que la sujetáramos, nosotras le dios mi cámara y el móvil de una de mis amigas y de aquí surgieron varias fotografías y un vídeo. Nos fue dando órdenes de poses y movimientos hasta que lanzamos la linterna al cielo con nuestros deseos. Es muy bonito verlas salir al cielo pero cuando fuimos al Camino Caoling las vimos todas enganchadas en los árboles llenando el monte de manchas de colores. 

  

  

Tras lanzar la linterna fuimos caminando por el pueblo en dirección a las cascadas. Cuando salimos de las casas del pueblo los taxistas intentaron que cogiéramos un taxi a las cascadas pero dado el sol que hacía no había excusa para no andar. Y así llegamos a una bifurcación del camino. No teníamos claro cuál de los dos caminos era el correcto así que esperamos a ver pasar a otro grupo de turistas y los seguimos, tomamos el camino de la izquierda e íbamos por la carretera en fila india, subiendo una cuesta hasta que llegamos a un centro lleno de taxis dejando gente, por lo que habíamos llegado correctamente. Aquí atravesar una especie de mercado con un restaurante donde compramos unas enormes mandarinas y en el jardín de acceso al puente colgante Guanpu había un pabellón con unos bancos a la sombra, así que nos sentamos un rato a comer a la sombra antes de volver a caminar bajo el sol abrasador. Tras descansar fuimos a cruzar el puente colgante de Guanpu, además de las escaleras otra de las cosas que les gusta a los taiwaneses son los puentes colgantes, porque hay varios por todos los sitios que recorrimos. Las vistas desde el puente son preciosas, no solo se ve la Cascada Yanjingdong sino que también tiene vista de otras pequeñas cascadas en las montañas que se ven, más la vista del río Keelong. Una vez cruzado el puente nos encontramos con que abajo , a los pies de los cables que sujetan el puente hay una serie de vagonetas de madera llenas de carbón, son un recuerdo de cuando el tren Pingxi era un tren encargado de transportar carbón.

  

  

Seguimos caminando encontrándonos columpios, figuras de caballitos, un templo, arboles con cintas rojas, y mercados de souvenirs y comida. Una vez pasas esta parte te encuentras con la cascada Shifen y varios caminos y pasarelas para ver la cascada de diversos ángulos. Lo bueno es que como hay bastante vegetación tenemos una vista espectacular de la cascada pero sin morirnos de calor, y hasta hay bancos para sentarse. Tras un recorrido por la zona volvimos a comer ahí y luego camino al puente nos encontramos con riadas de turistas chinos (estos eran chinos no coreanos) que venían a ver las cascadas, fue una buena decisión madrugar. 

 

  

Una vez cruzado el puente en vez de seguir el camino anterior bajamos por unas escaleras al camino que recorre el río Keelung que con el día tan bueno que hace ofrece unas preciosas vistas y que nos lleva a otro puente colgante que atravesamos y que nos deja en el lado derecho de la bifurcación de antes. Es decir, ambos caminos eran correctos. De aquí seguimos rectos hasta el pueblo para coger el tren de regreso. Aquí el tren está lleno y nos toca ir de pie pegados los unos a otros. Aquí, al estar pegada a la puerta y el sol está más alto veo que el recorrido en tren es muy bonito, la vía va al lado del Río Keelung de aguas color turquesa que forman rápidos y pequeñas cascadas y también puedo ver cómo la gente camina por las vías con normalidad, aunque el lugar es pequeño para caminar así. Después de un par de paradas conseguimos sitio para sentarnos justo al lado del conductor del tren, que debe estar incomodísimo en la silla que tienen para conducir. Nosotras nos bajamos en Ruifang.


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