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Diario 2018 TAIWAN: Dia 8- Taichung

Como comentaba en la entrada anterior, de Hualien salimos en tren a Taipei. Y de Taipei fuimos en tren a Taichung. Nuestros billetes de tren los compramos por adelantado en cuanto llegamos a Taiwán, en la página web de TRA se pueden ver todos los horarios y trenes, pero si los reservas solo tienes dos días para recoger los billetes, por lo que dado que a Taichung no íbamos a viajar hasta 8 días después de llegar a Taipei la solución fue comprarlos nada más llegar a Taipei, pues era imposible reservarlos antes. 


El caso es que, aún con más de una semana de antelación, no había sitio sentado para viajar a Taichung hasta dos horas más tarde de lo que teníamos previsto, y viajar de pie con nuestras maletas no era una opción que nos planteáramos, así que vimos poco de Taichung.

  

El motivo principal de ir a Taichung es porque la mayoría de los tours que había mirado que hacían excursiones a la provincia de Nantou salían de aquí, y yo tenía uno en mente así que no me quedó otra que hacer parada aquí. Cuando busqué información sobre qué ver en Taichung me encontré con la población Arco Iris (Rainbow Village) que es un barrio cuyas aceras y muros han sido pintados de colores y dibujos, y alguna otra cosa, pero nada que me llamará mucho la atención por eso decidimos ir a ver el Gran Buda de Changhua. Uno de los dos sitios que me anoté para visitar en Taichung fue Miyahara y El mercado nocturno de Fengjia. La ciudad de Taichung, como el resto de las que habíamos visto en Taiwán está llena de gente por las calles, las aceras están invadidas por los comercios y las motos y hay que andar por un lateral, y los pasos de peatones son complicados, pero a estas cosas ya nos habíamos acostumbrado por lo que Taichung fue como otra ciudad más de Taiwán así, todavía de día, andamos por las calles hasta llegar a nuestra vista de la ciudad: Miyahara. 

  
  

Miyahara es un edificio que fue una clínica de oftalmología y que también fue la Oficina de Salud Pública del Gobierno de la ciudad de Taichung (antes de que un terremoto destruyera parcialmente el lugar junto con un fuerte tifón). Y tiene nombre japonés porque anteriormente era propiedad de un hombre japonés llamado Miyahara, durante el período de ocupación japonesa de Taiwán. Como habíamos visto durante nuestro viaje los japoneses dejaron un fuerte arraigo cultural en Taiwán, tanto en los lugares que podemos visitar como en su cultura y forma de ser, nada que ver con lo que he visto cada vez que he viajado a China continental. 

  
  

El edificio actual de Miyahara es una combinación de un edificio moderno acristalado construido por el actual propietario (una pastelería) y de un edificio de estilo clásico de ladrillo rojo y columnas de piedra. De esta forma es muy fácil ver la diferencia entre el edificio original japonés y el edificio actual. El lugar ahora es una pastelería donde encontrar, dulces, tés, helados, etc. pero conserva el mobiliario de la oftalmología de manera que se pueden ver los cajones de madera propios de una óptica antigua, y además los carteles del lugar juegan con los helados y las letras que se usan en las ópticas para graduar la vista. Cuando marchamos de Hualien el día anterior descubrimos que en el hall del hotel había puesto ya el árbol de Navidad, y en esta segunda semana de noviembre por Taiwán el lugar ya estaba todo decorado como si fuera Navidad. Así que no es de extrañar que cuando entramos en Miyahara todo estaba ya adornado con luces navideñas, renos, y elfos. Aún si no hubiera sido por el adorno navideño el lugar en sí es diferente, cuando se entra por primera vez te encuentras con techos altos, pisos brillantes y muebles de madera enormes. 

  
  

El lugar estaba lleno de gente y la pinta que tenían los helados era tan irresistible que no solo los probamos esta vez sino que al día siguiente volvimos a ir a Miyahara. En el interior del edificio el techo es de cristal decorado, y sobre los muebles hay diferentes tipos de pastas, bizcochos y demás dulces, también hay una sección exclusiva al té y la parte dedicada a la heladería. Al estar decorada en plan navideño los dependientes llevan trajes de Elfo y son tan serviciales si quieres comprar algo que parece que vayan a besas el suelo pro donde pisas. La heladería es otro tema, como todas las heladerías tiene que hacer fila si dudas mucho los elfos, quiero decir, los empleados te ofrecer a probar los distintos sabores, y es que aquí además del helado puedes pedir que te añadan fruta y tortas de piña, suncake, los dulces de almendra y dátiles. Cuesta bastante elegir aún con el papel que te dan de ayuda dado que hay más de 50 sabores de helados con diferentes tipos de frutas taiwanesas, chocolates de todo el mundo y varios tipos de té. El helado de la semana era uno que era como un búho pero creado con manzana, galletas y bola de helado. También hay que tener en cuenta que el helado más pequeño es tamaño mediano tirando a grande. La comida no nos atraerá mucho pero el dulce sí, así que tras cogernos un helado nos encaminamos a dar un paseo por la parte del río que está adornada con luces de colores y formas (pájaros de colores) y que está precisamente para que la gente pasee por ahí. 

  
 

Otra opción es acercarse hasta el Mercado Nocturno de Fengjia, pero como está más lejos y ya conocemos los mercados nocturnos y sabemos que no vamos a probar nada y una de mis amigas va a sufrir con el olor, no hacemos la visita. Pero no puedo evitar comentarlo, que no les guste a mis amigas no implica que no sea interesante, es que cada uno tiene sus gustos. De Taichung no visitamos más pero al final no fue una visita improductiva. 

 

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